En el derecho sucesorio español el testador tiene limitada la capacidad de disposición de la herencia. Si existen hijos o descendientes la herencia se divide idealmente en tres partes o tercios.
El tercio de legítima estricta es la parte de bienes de la herencia de la que el testador no puede disponer libremente, sino que deben de ir destinados necesariamente a los hijos y descendientes.
El tercio de mejora es el tercio dedicado como su propio nombre indica a “mejorar” el tercio de la legítima de los hijos y descendientes, que tienen por tanto derecho a dos tercios de la herencia, si bien el usufructo del tercio de mejora corresponde forzosamente al cónyuge viudo.
No obstante, es práctica habitual, que el testador deje a su cónyuge viudo el usufructo vitalicio sobre la totalidad de sus bienes, protegiéndolo así mientras viva.
Por último, el testador puede disponer libremente del llamado tercio de libre disposición. Sin perjuicio de lo anterior, este tercio puede ser empleado en otorgarle una protección adicional al cónyuge viudo, pues además de la cuota legal usufructuaria podría legarle el pleno dominio del tercio de libre disposición. Esta decisión puede ser especialmente relevante en situaciones donde el cónyuge viudo concurra con descendientes que lo sean únicamente del testador, o en el que la mayoría de los bienes de la herencia no sean gananciales, en cuyo caso el cónyuge viudo ya tendría, al menos, la mitad de aquéllos.
La decisión de asignar este tercio de libre disposición al cónyuge viudo debe ser considerada cuidadosamente y reflejada en el testamento con la ayuda de un profesional. Este acto no solo refleja la voluntad del testador de proteger a su pareja tras su muerte, sino que también puede prevenir posibles conflictos entre los herederos.
En conclusión, la asignación del tercio de libre disposición al cónyuge es una herramienta legal valiosa que puede ofrecer tranquilidad y seguridad financiera al cónyuge supérstite. Es un recordatorio de que, incluso en ausencia, el amor y el cuidado pueden trascender a través de decisiones legales bien pensadas.
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