Desde hace algunos años ha empezado a cobrar especial importancia en nuestra sociedad el “Internet of Things (IoT)” o internet de las cosas. Se utiliza esta denominación para referirnos al conjunto de objetos o dispositivos, conectados a Internet y provistos de sensores integrados, software y otras tecnologías, cuya finalidad es el intercambio de datos con otros dispositivos de similares características a través de Internet. Esta nueva tecnología permite que los dispositivos puedan comunicarse entre sí, sin intervención humana, generando diariamente un gran volumen de datos que se va procesando, analizando y almacenando.
Actualmente podemos encontrar dispositivos IoT en cualquier lugar, desde coches, móviles o aparatos de uso doméstico tales como relojes inteligentes y dispositivos de habla. El uso de estos dispositivos por parte de las personas podría conllevar un tratamiento de sus datos personales. Las categorías de datos que se tratarían serían bastante amplias: geolocalización, hábitos de navegación, hábitos de consumo o datos de salud.
Las ventajas derivadas del uso de esta tecnología son múltiples, entre las que destacan:
- Incremento del ahorro empresarial, mejora y oportunidad de negocio. El conocimiento de ciertos datos puede contribuir a la elaboración de nuevos servicios que respondan de manera más adecuada a las necesidades del ciudadano o las empresas.
- Ahorro de tiempo y mejora en la vida diaria del ciudadano y usuario. Por ejemplo, la inclusión de esta tecnología en nuestro hogar puede facilitar un ahorro de tiempo directo al realizar la compra del producto que necesitamos y falta en casa o anotarlo en nuestra agenda de inmediato.
- Mejor toma de decisiones. Esto es debido a la gran cantidad de datos que se poseen, el análisis de estos implica que las decisiones sean más acertadas e idóneas.
Al igual que ocurre con el resto de las tecnologías, las desventajas y el riesgo que provoca el uso de estos mecanismos es relevante. Algunas de las desventajas son las siguientes:
- La información no es del todo segura, pues no se encuentra cifrada, no hay una garantía total de seguridad. Pueden ocurrir brechas en la seguridad de los dispositivos. Por ejemplo, el envío de documentación por error de un reloj inteligente.
- Medidas de seguridad insuficientes, pues los dispositivos son bastante limitados, no contienen cifrado de datos, pueden ser vulnerables y cabe la posibilidad de que se manipulen de modo remoto.
- Reducción de la intimidad del usuario, pues los datos que se generan del uso son accesibles por terceros.
- Falta de control de los datos. Puede resultar muy complicado el acceso del interesado a los datos que ha generado.
Como hemos contemplado la utilización de dispositivos inteligentes es una herramienta muy útil para nuestra vida diaria, pero también entraña una serie de riesgos. Por ello, sugerimos una serie de recomendaciones:
- Cambiar las contraseñas de seguridad de fábrica y las sucesivas con frecuencia de los dispositivos.
- Adquirir solo los dispositivos que garanticen la seguridad de nuestra información, y sean proporcionados por entidades que cumplan con la normativa de protección de datos.
- Restringir el acceso a los dispositivos, permitiendo el acceso a las personas estrictamente necesarias.
- Deshabilitar el acceso remoto para evitar que puedan interceder en el dispositivo.